
SIPCA
Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés
El año pasado os informamos de un importante hallazgo relacionado con la música tradicional: un conjunto de cintas de cassette que contenían las grabaciones de campo realizadas por el investigador Juan José de Mur entre 1979 y 1985, que utilizaría pa...
En el exterior se aprecia la fábrica de mampostería con sillar en las esquinas, en los contrafuertes y en las dos portadas.
La cabecera está conformada por ábside poligonal de cinco lados y cubierta con bóveda de crucería estrellada con terceletes y combados. En los lados más próximos a la nave se abren sendas capillas, fruto de las modificaciones del siglo XVII; a la cabecera se adosan dos sacristías. La iluminación se realiza mediante dos vanos en arco de medio punto con derrame al exterior.
En el muro frontal, sobre el retablo, hay un fresco con la imagen del Crucificado realizada hacia 1580; un zócalo de azulejos de cuerda seca decora el presbiterio, habiendo sido colocado en las reformas de época barroca.
Cuenta con tres naves de igual altura, siendo más ancha la central. Están separadas por arcadas de medio punto que apoyan sobre robustas columnas con basas y capiteles anillados que recogen los nervios de la bóvedas de crucería estrellada, de complejo diseño. Constan de cuatro tramos, situándose en el de los pies un coro alto, flanqueado por el cuerpo bajo de la torre y por la capilla de la Virgen del Pilar, a los pies de la nave sur, sobre la que se ubica el archivo, con acceso desde el coro; el coro se apoya en una bóveda vaída decorada con crucería estrellada de yeso y está cubierto con otra bóveda semejante sobre la que se asienta la galería abierta a la fachada.
En los muros laterales se abrieron arcos-capilla de escasa profundidad sobre los que se sitúan sencillos vanos en arco de medio punto y con derrame al exterior, algo menores que el que ilumina el coro. Todo el interior aparece revocado, con muros pintados en gris, imitando el despiece de sillar; los muros perimetrales están recorridos por un friso con una franja lisa en la que se desarrolla, al igual que en los capiteles de las columnas, una inscripción pintada con fragmentos de los libros de los Salmos, el Éxodo y de las Letanías marianas; así mismo sobre los capiteles de las columnas que flanquean el coro y el presbiterio aparecen motivos renacentistas; el coro cuenta con una elegante balaustrada con piezas de yeso abrillantado, algunas de las cuales están decoradas con frescos de los Padres de la Iglesia; la capilla de Nuestra Señora del Pilar muestra portada de tipo herreriano con arco decorado con lacerías y estrellas de tradición mudéjar, talladas en piedra.
Al exterior, el cuerpo de naves se muestra como un bloque compacto del que apenas sobresalen los contrafuertes laterales, entre los que se abren los ventanales y, sobre ellos, un segundo cuerpo de huecos de menores dimensiones que sirven de ventilación a las bóvedas.
En el muro sur, comunicando con el recinto del antiguo cementerio se localiza uno de los accesos al templo: la portada secundaria se presenta bajo arco de medio punto flanqueado por columnas dóricas y coronado por una pequeña hornacina, quedando todo ello alojado dentro de un amplio arco de medio punto.
La fachada principal está situada en el hastial de los pies. Se organiza en tres niveles: en el inferior se sitúa la portada, con una composición muy semejante a la lateral, si bien el arco de entrada queda aquí entre columnas de orden jónico; aparece fechada en 1580 e igualmente enmarcada por arco de medio punto. Sobre la portada se dispone el ventanal en arco de medio punto que abre sobre el coro. El nivel superior está constituido por la galería que se eleva sobre el nivel de las cubiertas de las naves, abriendo con arcos de medio punto que apean sobre columnillas y cubriéndose con tejado a cuatro vertientes, sobre el se destaca una pequeña espadaña.
En el extremo norte de la fachada se levanta la torre.
Los libros, bibliotecas y hábitos lectores constituyen un capítulo apasionante de nuestra historia cultural. ¿Qué leían nuestros antepasados? ¿Cómo eran las bibliotecas de los humanistas, clérigos y nobles en el Renacimiento o el Barroco? Buscando una respuesta a estas preguntas, nos asomaremos a la Huesca del siglo XVI, una pequeña pero pujante ciudad que contaba con una universidad y con una imprenta recién inaugurada, para conocer las bibliotecas y prácticas lectoras tanto de sus élites como de unos ciudadanos que también disfrutaban de lecturas públicas.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002